Prioridades dispares
El otro día hablábamos con una amiga. Comentaba cómo, a veces, los pacientes masculinos de mediana edad se quejan de que el cuerpo de ella ya no es el que era. Nuestra amiga decía que mientras que para un hombre el físico ha sido importante, para una mujer lo prioritario ha sido el estatus económico de su marido. A nosotros este enfoque nos parece una simplificación bastante estereotipada y machista.
Sin embargo, hace unas semanas un hombre dejaba el siguiente comentario en el foro que, de manera chistosa, ilustra esta situación:
"Después de estar casados durante 25 años, un día miré a mi esposa y le dije: "Querida, ¿te das cuenta de que hace 25 años yo tenía un apartamento barato, un coche barato, dormía en un sofá cama barato, veía televisión en un televisor de 10 pulgadas en blanco y negro, pero dormía todas las noches con una despampanante rubia de 25 años? Y ahora tengo una hermosa casa, un coche último modelo, una cama grande, un televisor enorme de pantalla de plasma, pero duermo todas las noches con una mujer de 50 años. Me parece que no estás llevando bien tu parte de la situación."
Mi esposa es una persona muy razonable. Me dijo que saliera y buscara una despampanante rubia de 25 años para acostarme con ella, y que ella −mi esposa− se aseguraría de que yo volviera a vivir en un apartamento barato, tuviera un coche barato, durmiera en un sofá cama barato... Yo me callé la boca y saqué la basura".
Desde nuestra perspectiva, estos planteamientos tienen como base una visión anquilosada de los roles de la pareja y una concepción superficial y frívola del vínculo afectivo. Además, el tiempo pasa para todos −hombres o mujeres−. Y si no aprovechamos ese tiempo para crecer como personas y, por ende, como parejas, si no nos preocupamos por cultivar el amor y valores más profundos, terminaremos insatisfechos. De eso no cabe duda.
El amor no exige aranceles ni intercambios materiales −ya sea físicos o monetarios−. El amor es empatía, admiración, complicidad, ilusión por desarrollar un proyecto conjunto −entre otras cosas−. El amor es entrega, respeto... Y también interés por seducir y por sentirse atractivos y sexis en cualquier etapa de nuestra vida. El amor va más allá de lo abultada que sea la cuenta corriente y de las huellas implacables del tiempo.
¿Piensas que el hombre y la mujer tienen prioridades dispares en la pareja? ¿Crees que el hombre da demasiada importancia al físico de la mujer? ¿Crees que para la mujer es muy importante el estatus económico? ¿Te identificas con tales posturas? ¿Crees que dichas posturas son realmente representativas de nuestro tiempo y nuestra cultura?
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Liz -